Hemos llegado a una instancia en la que hay que mover fichas.
Nadie puede negar que se mejoró, pero no alcanza.
Resulta imperioso, en primer lugar, declarar el estado de emergencia.
Luego diseñar un nuevo plan de aquí al futuro, y ponerlo en marcha.
Claro está que existe una necesidad de modificar el rumbo, la forma y la estrategia.
Quizás además haya que "depurar" al grupo que hasta hoy sólo dió resultados negativos.
No deberían quedar exentos los responsables de tomar las decisiones que nos hicieron desembocar en este presente oscuro.
Ellos también son parte de este fracaso, que puede terminar en descenso.
A no temerle a la verdad: Estamos muy mal.
El diagnóstico es inapelable.
Es hora de hacerse cargo, sin vergüenza.
Y, a partir de entonces, actuar con firmeza.
Todavía hay tiempo.
Necesitamos un recambio.
Nadie puede negar que se mejoró, pero no alcanza.
Resulta imperioso, en primer lugar, declarar el estado de emergencia.
Luego diseñar un nuevo plan de aquí al futuro, y ponerlo en marcha.
Claro está que existe una necesidad de modificar el rumbo, la forma y la estrategia.
Quizás además haya que "depurar" al grupo que hasta hoy sólo dió resultados negativos.
No deberían quedar exentos los responsables de tomar las decisiones que nos hicieron desembocar en este presente oscuro.
Ellos también son parte de este fracaso, que puede terminar en descenso.
A no temerle a la verdad: Estamos muy mal.
El diagnóstico es inapelable.
Es hora de hacerse cargo, sin vergüenza.
Y, a partir de entonces, actuar con firmeza.
Todavía hay tiempo.
Necesitamos un recambio.
