La verdad es que no se jugó bien, pero podríamos habernos llevado los tres puntos.
Nos quedó una sensáción similar en Lomas el sábado pasado, pero como aquella oportunidad era de visitante y contra Los Andes, la de ayer duele más.
De local hay que ganar. Y eso no pasa.
Una última pelota te termina sacando dos puntos vitales (que si los sumás a los del sábado serían 4) y te deja con el ánimo por el piso, justo antes de jugar el clásico frente a la Sociedad de Fomento.
El que viene será sin dudas un partido bisagra para el proyecto futbolístico de Almagro.