Por Juan Pablo Zumpano
Almagro empató cero a cero con Atlanta en Villa Crespo y quedó afuera del reducido.
El partido se presentó más que favorable.
Atlanta jugó casi media hora con dos hombres menos.
Los resultados de nuestros rivales nos ayudaban.
Almagro estuvo a un gol del reducido, pero nunca llegó.
La vervad es que vivimos una tarde muy emocionante, pero lamentablemente con un final poco feliz.
Llegamos hasta Villa Crespo con calculadoras, radios, teléfonos con internet para ir chequeando que pasaba en las otras canchas.
Se abrían marcadores, los resultados se iban modificando...
"Gol de Cole, bien"... "Empató Comu"... "Gol de Armenio (uh)..."
Así veímos como sucedían hechos en todos los estadios, menos en el que estábamos.
Hablemos de Almagro.
En pricipio dos cambios de entrada.
Afuera Giambuzzi y Madrid, adentro Suigo y Farías.
Diego en el banco.
Atlanta salió a cumplir.
Jugando de manera relajada, con su público festejando y un extraño planteo de tres delanteros.
Los dos rubios a mitad de máquina, queriendo hacer goles de media cancha, y hasta los bloopers se los aplaudían.
El tricolor, en cambio, estaba tenso y por momentos torpe.
Sinisterra y Suigo jugaban mal y Acosta desperdiciaba todos los ataques.
El juego era muy desordenado, aunque Atlanta pudo llegar un par de veces en las que Pave se lució.
A los 44 minutos del primer tiempo, el Juez (al que se lo notó muy imparcial) expulsó a Valdez tras pegarle un codazo a Farías.
A los 20 del segundo, tras una doble amarilla, fue expulsado Arancibia, dejando a Atlanta con 9 jugadores.
Aún con Figueroa y Gomez en la cancha, sumando el ingreso desesperado en el final de Lanaro como número 9, no alcanzaron para romper el cero.
Quedamos a un gol del reducido.
De haber ganado hubiésemos superado a Comunicaciones (1-3 con Cole) y a Villa San Carlos que se quedó con nuestra plaza.
Bronca, mucha bronca...
Los cinco puntos que perdimos de local, y encima este puto partido con dos tipos más, un rival relajado y hasta el pito que extrañamente no nos bombeaba.
Era la tarde, pero no lo fue...
Como tantas otraas tardes en las que debimos torcer el destino y no lo logramos.
Fueron muchas oportunidades las que tuvo este equipo para ser protagonista, y las dejó pasar.
Un especie de miedo escénico, falta de madurez o concicción...
Siempre que nos toco dar ese paso, no lo logramos.
Hoy se fue el último tren.
Lo tuvimos nuevamente frente a nosotros, se abrieronm las puertas, nos invitaron a subir, pero no pudimos.
Nos quedamos en el andén, viendo como se alejaba nuestra última chance.
Lo sentimos desde la tribuna.
Ellos desde el campo de juego, seguramente también.
Al terminar el encuentro los jugadores de Almagro se reunieron en el círculo central, llamaron a los suplentes, se abrazaron todos en ronda y quedaron varios minutos hablando entre ellos, ajenos a los festejos del Atlanta campeón.
Vaya uno a saber que se dijeron.
Quizás la última arenga, tal vez un lamento compartido, a lo mejor fue la búsqueda de alguna palabra que consuele este triste final...
Vaya a saber uno que se dijeron...