La pasión de Chiche por el tango y Almagro no es cuento
Por Sergio Tomaro
Como un torbellino, Jorge Ferré lanza una compleja pregunta a la fotógrafa que llegó a hacer la nota. “Señorita, ¿qué es lo primero que se le agranda a una mujer cuando se casa?”, inquirió ante la sorpresa de la joven que no responde por miedo a quedar desacomodada. “El apellido”, se contesta a sí mismo aprovechando el desconcierto de la reportera gráfica generado por este cantante de tangos, cuentista “de primera”, como se autodefine con ironía por su pertenencia al fútbol de ascenso, e integrante de la comisión directiva del club cuyos colores ama entrañablemente.
Ferré es conocido en los medios musical y futbolístico por el apodo de “Chiche” que heredó de Osvaldo Sosa, una recordada gloria del Club Almagro, desde que ambos eran compañeros de trabajo en el Banco Nación, allá por los años sesenta. Y fue justamente la entidad bancaria, en la que ya se jubiló, donde comenzó una carrera vocacional como cantor de tangos que lo llevó a destacarse con su simpatía por cuanta sucursal haya desfilado a lo largo de 44 años en la institución.
“Siempre estuve ligado a la música. Mis padres Emilio y Catalina se conocieron bailando tango en la vieja sede de Almagro de la calle Gascón y yo hace 43 años que estoy casado con Nélida, hermana de los integrantes del famoso dúo Los Visconti y tío de la diputada Dulce Granados”, remarcó Chiche a HISTORIAS DE VIDA, quien hizo hincapié en que ya como cantor profesional supo pisar entre otros los escenarios del café Tortoni, Taconeando y la Casa de Hugo del Carril.
Pero es su debut ante el gran público el que Ferré, de 66 años, tiene grabado a fuego en la memoria: cantó a capella su caballito de batalla, el tango Almagro la noche que el equipo homónimo de camiseta a tres colores inauguraba la iluminación en el primer partido como local tras su retorno luego de 61 años a la A. “Fue inolvidable”, apuntó quien poco tiempo después sacó su primer CD cuyo hit era justamente el tango que en su letra enaltece al barrio “gloria de los guapos”.
Rebelde y angelical
Alegre y dicharachero, Ferré no se detiene en su catarata de chistes y humoradas que incluso traslada a sus espectáculos. “A veces me da miedo que la gente me pida que no cante más y siga con los chistes”, bromeó, para aclarar que esa forma de ser que lo hace singular la lleva siempre consigo. “Sólo paro para comer”, insiste antes de salir rápido con otro contraataque.
Otro de sus amores es Marcela, su hija que le dio las dos hermosas nietas a quienes les dedicó su segundo disco, siempre acompañado por los guitarristas que le reconocen haberlos incluido en los créditos, algo que no siempre es común en un mercado donde Ferré es el único cantor que interpreta la milonga “Azúcar, pimienta y sal”, que inmortalizaron en los ochenta Jorge Falcón y Fernando Soler.
Chiche subraya que su vínculo como hombre del Club Almagro no es solo por su costado de hincha o porque la voz del estadio explote en cada partido como local su versión del tango que es himno de la grey tricolor. “Soy el revisor de cuentas de una gran comisión directiva encabezada por un gran presidente -en alusión a Juan Carlos Carinelli- que se ha propuesto refundar al club”.
En medio de esa tarea, Chiche se permite echar mano a las joyas de un tesoro donde auna historias de tango y canchas, siempre matizadas por un remate ingenioso o la entonación de estrofas tangueras que no necesitan acompañamiento musical para llegar al alma de quien lo escuche frente al escenario o en las tribunas de la cancha del Almagro de su vida.
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