El resultado de la Asamblea pasada fortalece al actual presidente.
Como una ecuación paradojal, puedo afirmar que en el momento de mayor debilidad de su gestión, logró obtener un efecto que lo reposiciona como líder absoluto.
Cuando hablo de debilidad me refiero al clima propio del tramo final de su mandato, a la ineludible situación embarazosa que proponía someter a la consideración de los socios balances, tácitamente dibujados, basados en presunciones (consecuencia de la no existencia de documentación de gestiones anteriores).
Todo esto bajo el estigma propio que lo auto-condena, ante la (a esta altura) irrenunciable impronta de la “refundación”.
Y la compleja decisión de forzar a someter al voto popular la situación de los cuatro socios, ex dirigentes, acusados de esconder información vital para la Institución.
Como buen “bicho político”, Carinelli supo sortear con holgura semejantes desafíos y, hasta incluso en las supuestas derrotas (no expulsión de Prejel y Tenaglia) parece salir beneficiado, por el efecto que en el "Mundo Almagro" podría haber causado otro resultado.
Este presidente, que debe llamar a elecciones, tiene asegurado su triunfo de no mediar instancias inesperadas.
La materia pendiente para esta gestión es sin duda lo futbolístico.
Lo que hasta ahora es el “talón de Aquiles” parece ser la prueba de fuego, en su afán de quedar en la historia de Almagro.
Si eso sucede, habrá Carinelli para rato…