Algún espíritu se amotinó con que semejante partido se jugara tan lejos, sin gente, silencioso y de manera descolorida.
Tanta historia, tanta amistad, tanta lealtad merecía otro marco...
Tal vez el Dios del futbol, conmovido, hizo al cielo llorar implorando Justicia.
Quizás enfurecido mostró su descontento y suspendió lo que sería una farsaEl primer intento de boicotear la fiesta ya fue neutralizado.
Almagro y Defensores Unidos de Zarate, hermanos, vuelven a soñar con jugar un partido de futbol como se merecen, tras 30 años de amistad.
¡Ojalá!