Muchas veces me permití pensar en voz alta sobre lo que significa Ser Almagro. Porque pienso que uno no es “hincha de” Almagro, sino que uno “Es” Almagro.
Vos que lees estas líneas Sos Almagro. Usted que ya tiene sus años y
le cuesta entrar a internet Es Almagro. La señora que va a la popular Es
Almagro. Roberto Es Almagro. Julián Es Almagro. Juan Pablo Es Almagro. Emilio
Es Almagro. Romanito Es Almagro.
Somos Almagro. Almagro va con nosotros a todas partes. Al almacén, al
laburo, a buscar laburo, a la pizzería. Cada uno de nosotros es una pequeña
parte de un todo mágico y misterioso que nos une en el dolor y en las alegrías.
SER ALMAGRO: EL
LADO TRICOLOR DE LAS COSAS
No soy
historiador ni investigador. Soy un hincha más y no tengo otra esperanza que la
de contribuir humildemente al registro de ciertos hechos que protagonizaron
nuestra historia.
Eso sí, soy un hincha que cree profundamente en la existencia de una
Poética Tricolor. Creo que hay una manera Tricolor de ver la vida. Hay un lado
Tricolor de las cosas. Un Modo Tricolor para todo.
Almagro nos pone a prueba todo el tiempo. Nos hace crecer, sufrir,
aprender, aceptar, soltar, volver a sufrir, volver a tolerar, esperar. Almagro
nos templa el alma.
Quizá en el transcurso de estas líneas, en un día tan especial como
hoy, logre izar los estandartes de esa Poética Tricolor con la que Almagro
siempre nos revela algo de nosotros mismos que nosotros mismos desconocemos.
SER ALMAGRO: UN
SUEÑO QUE FLORECE
Recuerdo mi
emoción al escuchar por la voz del estadio la frase de Leopoldo Marechal “La
Patria es un peligro que crece” que yo había convertido caprichosamente en “Almagro
es un sueño que florece”, cuando una muy buena gestión de prensa la tomó como
eslogan por un tiempo. Y hasta podía leerse en las gacetillas “Almagro es un sueño que florece”. La frase
de Marechal pertenece a un texto titulado Descubrimiento de la Patria.
Y tal vez sea eso. La patria, la infancia. Acaso “nuestra patria”
tenga tres colores. Y quizá nos una la aventura del descubrimiento, la aventura
del viaje que nos atraviesa desde La Fundación Mítica de Almagro en 1911 hasta
nuestros días. En cada pisada, en cada cambio de frente, en cada gol.
Y creo también que Almagro es un viaje. Un viaje hacia lo mejor de nosotros mismos. Un viaje hacia el sentido de casi todas las cosas.
Y creo también que Almagro es un viaje. Un viaje hacia lo mejor de nosotros mismos. Un viaje hacia el sentido de casi todas las cosas.
SER ALMAGRO: NO
SE ELIGE
Estoy
escribiendo esto y tomando mates. Hace menos de diez horas que Almagro volvió
al Nacional B empatando en Morón 1-1. Hace un rato logré ver imágenes del
estadio con los hinchas festejando en el campo de juego y en las tribunas.
Alguna relación debe haber entre la palabra “tribuna” y “tributo”, homenaje.
Y quiero rendir homenaje a lo que somos de nacimiento, a nuestra marca
en el orillo, a nuestra identidad.
Porque Ser Almagro no se elige. Como no se elige ser mellizo o croata.
O tener pecas o escribir con la izquierda. Ser Almagro es como haber nacido rosarino,
hijo de italianos o con un cachete manchado por un antojo. No se elige Ser
Almagro como no se elige nacer mahometano, sefardí ni japonés. No se elige
medir casi dos metros, calzar 35, hablar con la “z”, ser esquimal o búfalo en
el horóscopo chino.
Entonces, mis amigos, resulta que Ser Almagro es otra cosa, algo diferente
y único, difícil de explicar en palabras.¡Salud Tricolores!
A festejar este ascenso que aún nos espera un largo y trabajoso viaje de regreso a casa.
Un largo y trabajoso viaje de regreso a Primera División.
Un abrazo para todos y Aguante Almagro Carajo
* Ture es editor del libro Almagro en Parque Chas