Almagro enfrenta un extraño fenómeno respecto a la diferencia entre los rendimientos entre los partidos disputados en el Tres de Febrero y los de visitante.
Contra las teorías de las ventajas de la localía, lo que representa jugar en casa y principalmente por el apoyo de su público, contrastado con las supuestas desventajas de aquellos partidos disputados en tierras lejanas, desconocidas y en ocasiones inhóspitas.
Veamos en números la fundamentación de esta afirmación:
DE LOCAL
SOBRE 15 PUNTOS
SACAMOS 7 PUNTOS Y PERDIMOS 8 (EFECTIVIDAD 46%)
DE VISITANTE
SOBRE 9 PUNTOS
SACAMOS 5 PUNTOS Y PERDIMOS 4 /EFETIVIDAD 56 %)
Podríamos entonces hipotetizar fundamentando nuestra argumentación en una definición basada en el plateo deportivo.
Almagro parece mucho más cómodo frente a equipos que se abren y que lo buscan obligados por ser locales, y se le complica cuando en el Tres de Febrero los rivales se cierran con planteos más defensivos.
Sobre la mesa estas cartas, en un torneo en el que falta mucho pero que dura muy poco.
De los 24 puntos posibles se ganaron 12: la mitad.
Una muy buena cosecha que permite ilusionarse con no sufrir y deja al alcance de la mano la posibilidad de soñar.