martes, 11 de julio de 2017

HABIA QUE GANAR Y SE GANO

El tricolor logró cortar la racha de dos derrotas consecutivas y obtuvo un triunfo muy importante como local ante Brown de Adrogué por 2 a 0 y sigue en busca del objetivo de llegar a los 60 puntos.
Los goles fueron convertidos en el segundo tiempo por el "Pela" Chaves y de Francisco Grahl.

FOTO: LEI RAJTMAN
Pararse frente a la planilla y leer la formación antes de comenzar el partido disparaba cientos de misterios.
Grelak supo leer la importancia del partido y metió mano a fondo.
Sardella de 2, Chaves de entrada por derecha, Vergara con la 10 por izquierda entre las modificaciones más llamativos.
Hay que reconocer que en la primera etapa el equipo no brilló, destacándose sí la entrega y efectividad de Quiroz que recuperaba las que perdía Scatolaro, que estuvo algo impreciso, con frustraciones en el ataque a partir de algunos errores de Grahl que inquietaban al público presente en el Tres de Febrero, siendo repetida la subida de Iglesias de gran despliegue por izquierda pero sin lograr la coordinación para concretar en los metros finales.
El equipo fue de menor a mayor y poco a poco logró  adueñarse del terreno y de la pelota.
En el inicio del complemento una gran jugada de Vergara por izquierda lo dejo mano a mano a Chaves que definió frente al arquero Rios.
El equipo de Pablo Vico sintió el impacto y fue en busca del empate con dos cambios ofensivos (Nieto y Brian Gómez por Ruiz Gómez y Stegman) que le generaron espacios al tricolor.
Por eso Grelak metió a Piovi por Scatolaro, y eso le dio aire en el mediocampo.
Cerca de la media hora llegó el gol de Grahl , de cabeza por arriba del arquero, que gritó con bronca tal vez intentando callar a los que lo insultaron en el primer tiempo. Francisco es sin dudas un jugador diferente, que si bien hay momentos en los que desaparece, cuando está con su calidad juega como crack, mas allá de la impaciencia (¿exagerada?) que bajó hoy  desde la tribuna.
En los últimos 10 entraron Barboza por Vergara y Acosta por Reniero (que hoy no brilló) y con el trámite controlado, Almagro solo tuvo que esperar que el arbitro Eduardo Gutiérrez se llevara el pito a la boca y sentenciara el triunfo que todos tanto necesitábamos.