jueves, 10 de junio de 2021

NO HAY NADA QUE BORRAR, SEÑORES…

Borrar el pasado, la novedosa jactancia del oficialismo

El comienzo errático de la campaña proselitista del oficialismo del Club Almagro donde se destaca haber “BORRADO EL PASADO” nos propone a profundizar sobre el tema.
La idea de borrar el pasado se presenta, en principio, como espantosa.
Borrar el pasado en el Club Almagro sería hacer desaparecer 110 años de historia, la memoria de los que construyeron la institución, los tres ascensos a Primera División, nuestros llorados descensos y hasta ese 0-0 con Ituzaingó de visitante en 1983 que no podés olvidar, sin saber bien porque.
También borran la Sede de Medrano, el Estadio Tres de Febrero y hasta los tres colores.
Y así terminamos borrando a todos los dirigentes, jugadores, socios e hinchas que por generaciones comparten la pasión por nuestra institución.
¿Pero a quién se le puede ocurrir semejante absurdo?

No hay nada que borrar, señores… 
Almagro debe honrar todo su pasado: ya sea bueno para celebrarlo o malo para tratar de no repetirlo.
Tal como lo hizo el país, ni los pasados más trágicos deben ser borrados, y hoy Argentina es un ejemplo para el mundo a partir de que hizo con sus años más oscuros: juzgando y condenando a los culpables, manteniendo la memoria intacta y, por supuesto, sin borrar nada.

INTERPRETANDO LA IDEA DE QUERER BORRAR: ¿SE LES ESCAPÓ?
En una sesión de psicoanálisis el profesional podría leer que el que manifiesta deseos de "BORRAR EL PASADO" quiere también borrar a su padre, su madre y, en definitiva, su propia historia que lo trajo hasta el ahora.
Profundizando el análisis sobre la idea podríamos también sospechar que nos encontrarnos ante un “Lapsus Linguae”, una locución latina que significa “resbalón de la lengua” y que Sigmun Freud definió como “actos fallidos”.
El padre del psicoanálisis los explicó como tropiezos verbales que podrían revelar los impulsos prohibidos que están bloqueados de forma segura, dentro de la mente inconsciente pero que en esta ocasión se escapan.
¿Será que al presidente y a la CD se les escapó, entonces?
Publicación oficial destacando que borraron el pasado

SIN PASADO, NO HAY PRESENTE NI FUTURO
La inmediata polémica que generó la publicación de esta frase acompañando material proselitista de publicidad oficial, ha desatado una crisis interna en la actual dirigencia que derivó en la necesidad de replantear tempranamente la metodología de la selección de los mensajes hacia el socio, de cara a la nueva elección de autoridades que se aproxima.
Esta CD sabe que comunica poco y cuando lo hace, lo hace mal.
Esto sucede porque porque salvo al presidente al resto no se le entiende lo que dice o, directamente, no se animan a decir, y entonces hablan solo en OFF (“como para que el no se ofenda el otro, viste?”)

Ahora bien, quien sí es claro con los mensajes es el presidente Julián Romeo, demostrando al manifestarse ser una persona formada, con un vocabulario fluido, buena entonación, pausas reflexivas y con la utilización de un discreto lenguaje metafórico a la hora de ejemplificar.
El problema de Romeo es que parece sufrir cierta “incontinencia verbal” que lo llevó a “meter la pata” muchas veces, quedando expuesto en redes sociales y en mensajes de whatsapp que rápidamente son viralizados en el micro mundo almagrense.

Las discusiones abiertas con el mundo del futbol en primera instancia, luego las peleas con sus pares de CD que terminaron renunciando, el encono obsesivo con los medios partidarios y hasta los cruces con los socios que se manifestaron críticos a gestión, lo llevaron al ostracismo.
Lo que nosotros llamamos un proceso de “Carinellización” lo condujo al encierro y a creer que Almagro es de él, tomando decisiones unilaterales, sin dejar entrar a los periodistas a la cancha y paseándose por la platea durante los partidos para que lo tome la cámara en la soledad de las gradas vacías, exhibiendo una imagen de soberano absoluto y como de "dueño de Almagro".
Todo esto empezaría a justificar porque una parte de él quiera borrar el pasado.
El presente de Almagro parece ser todo solo de él.
Pero el pasado, que es de todos, está obligado a compartirlo.
Tal vez por ello ese deseo encerrado en la mente del presidente se escapó y se convirtió en slogan de campaña.
Quizás entonces Don Sigmun tiene razón y estamos ante un desliz freudiano, un lapsus linguae, un acto fallido, una nueva confesión sincericida de Julián Romeo: querer borrar el pasado de Almagro.
La pregunta que sigue a todo esto respecto al actual presidente es: ¿Dónde lo encontrará  el futuro?