Una vez más, y como será por siempre, los Reyes Magos llegan sincronizados con un nuevo aniversario de la fundación del club que se apoderó de nuestros corazones. Son 111 años de pasión, que atravesaron generaciones y nos moldearon la identidad.
Nacimos porteños, pero llevamos más tiempo jugando en Provincia que en Capital.
Mestizos y heterogéneos.
La gran mayoría dice que nuestro principal rival deportivo tiene la cancha en Caseros, pero hay muchos que disfrutan más un triunfo en Floresta o en Villa Crespo.
Abanderados en el tango, pero desde hace décadas bailamos rock y cumbia.
Fuimos y somos murgueros, pero desde hace un tiempo también raperos y traperos.
Hay una camiseta que usó Lucas Sparapani en el placard del quinto piso de un edificio sobre la calle Monroe de Villa Urquiza y otra igualita, también que uso “luquitas”, justo en el quinto piso de un departamento de del Nudo 10 del Barrio Ejército de Los Andes.
Bendecidos y maltratados por la historia.
A nosotros Gardel nos canta el tango, mientras Arturo Frondizi despeja de cabeza defendiendo la tricolor, 25 años antes de ser presidente de la república Argentina.
A nosotros, “plantarmos” contra la Policía que reprimía por putear a la dictadura militar en 1982, nos regaló un hermano “Celeste” que siempre está cerca, aunque viva a 100 kilómetros de casa.
La misma dictadura, que hace 45 años, se llevó de su casa a nuestro arquero Claudio Tamburrini para secuestrarlo y torturarlo durante 100 días en la Mansión Seré, de la que logró fugarse descolgándose desde una ventana del tercer piso y corriendo semidesnudo por las calles de la ciudad de Ituzaingó.
Somos también irregulares y fluctuantes.
Capaces de ganarle a River en el “Monumental” seis años antes de jugar la Promoción con Talleres de Remedios de Escalada, forzados a ganar para no descender, por primera vez, a la cuarta categoría del fútbol argentino.
Fieles a nuestros colores.
Dueños de la camiseta más linda del mundo y leales (salvo disparatadas y olvidables incrustaciones de rojo y hasta amarillo) al Azul, Blanco y Negro.
Soñadores eternos.
Esperanzados con el ascenso siempre.
Dispuestos a seguir alentando en las buenas y en las malas, mucho más.