La pesadilla llegó a su fin.
Esta vez no fue por mérito propio y hasta resulta extraño sentirnos beneficiados por agentes externos.
Llegó el momento de "parar la pelota", juzgar lo realizado, asumir responsabilidades y actuar en consecuencia.
La situación de nuestro querido Club Almagro sigue siendo grave, más allá de esta disposición que nos favorece.
Es momento de actuar.